le dispararon directamente en la cabeza. el cuerpo tibio seguia recitando a bernard shaw. los últimas astillas del cráneo no dibujaron un laberinto sobre el papel se creía orfeo el muy pobre ciego estúpido
no extirparon nada, solamente introdujeron en mi la curiosidad por la forma. como los edificios abandonados creciendo y transformandose, tal vez yo sea la forma final de la patología.